Por Ramón Arizmendi Casas y Óscar Martínez Corona
Fotos: RAC
Durante las siguientes horas será trasladado a Huamantla, Tlaxcala, para realizar sus funerales. No cabe duda, que esta es una noche triste para el ciclismo mexicano.
El último vuelo hacia la montaña
Miguel Arroyo Rosales nos dijo hace algunos años que “no nada más es subirse a la bicicleta y pedalear, el ciclismo tiene muchos secretos”. Con esa idea el Halcón de Huamantla transmitía lo aprendido en el mundo del ciclismo a sus hijos. Su ilusión después de su retiro era preparar a ciclistas.
Nacido en Huamantla, Tlaxcala, en 1966, debutó en 1987, sus grandes cualidades en este deporte lo llevaron al profesionalismo, fue en Bélgica donde inició su carrera en el Viejo Continente. Participó en las tres grandes vueltas Tour de France, Giro d’Italia y Vuelta a España. Campeón de la Ruta México y la Vuelta a Costa Rica.
Un hombre que amaba el ciclismo y a su tierra, mencionaba que no hay mejor lugar para entrenar en el mundo que Tlaxcala.
Miguel Arroyo Rosales, el Halcón de Huamantla como se le conocía, extendió las alas y alzó el vuelo, para realizar su ascensión definitiva. Con dirección a la gran montaña, la Malinche, que tantas veces subió, se despidió de este mundo.
Hasta pronto Don Halcón, maestro Arroyo, a su rueda seguirán su legado.
Esta redacción lamenta muchísimo esta terrible pérdida y enviamos a la familia Arroyo Rosales nuestro más sincero pésame.
Aquí te dejamos una breve recapitulación de sus hazañas sobre la bicicleta.
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EL HALCÓN
Por Oscar Martínez Corona
Miguel Arroyo se inició en el ciclismo de competición a los 19 años a nivel estatal en la categoría de Turismo.
Al año siguiente compró una bici de Ruta e incursionó en la categoría nacional Sport. La transición de la bici de Turismo (muy arraigado en esa zona) a la de Ruta le aportó fuerza y explosividad a su desempeño.
Su primera carrera fue la Maya-Caribe en el 87, la cual ganó participando de manera individual. En la Vuelta de la Juventud conoció a Greg LeMond, quien tomaba la competencia como parte de su preparación. De él recibió una invitación para a futuro irse a Europa.
Antes de partir de manera definitiva pidió consejo a Giuseppe Grassi, a quien Miguel considera como su primer entrenador, y a Giancinto Benotto, quien también lo apoyó al principio de su carrera.
Arroyo contaba con las cualidades de escalador pero no con la experiencia de competir al máximo nivel. Al llegar a Bélgica con el equipo ADR pasó momentos difíciles en sus primeros meses, al grado de no poder acabar una etapa; pero gracias al apoyo de Greg cambió su mentalidad y en el primer Giro d’Italia que corrió, tuvo la oportunidad de ser gregario apoyando al campeón para que pudiera solventar y terminar la competencia. En ese mismo año LeMond ganó el Tour de France.
Su carrera tomó forma y empezó a ser nombrado en la competición internacional. Ya corriendo para el equipo “Z” de Francia, quedó en cuarto lugar en el Tour de Suiza y se empezaron a dar los resultados que él buscaba. Su paso por la historia del ciclismo nacional ya estaba asegurado.
Al retirarse del ciclismo profesional siguió compitiendo en México para el equipo Canel’s, ganando la Vuelta a México en los años 98 y 99, y la Vuelta a Costa Rica.